20 de febrero de 2013

ESTILOS DE APEGO Y REGULACIÓN EMOCIONAL

Se ha investigado mucho sobre los diferentes estilos de apego y su relación con la salud y desarrollo psicológico de las personas. Fruto de la extensa investigación, existen evidencias de que cada uno de los estilos de apego se caracteriza por diferentes patrones de expresión emocional y diferentes estrategias de regulación. 

Apego seguro: Las emociones más comunes en niños con apego seguro sometidos a la situación del extraño son, angustia en la separación del cuidador y calma cuando este vuelve. En la relación con el cuidador destacan la seguridad y la calidez. Según Mikulincer, Shaver y Pereg (2003), en el estilo seguro existe baja ansiedad y evitación. Así como seguridad en el apego, comodidad con la cercanía y con la interdependencia y confianza en la búsqueda de apoyo y otros medios de afrontamiento al estrés. Cuando personas seguras están enfadadas, tienden a aceptar la emoción, a vivirla, a expresar su enojo de forma constructiva y a buscar soluciones a la situación. De todas formas, el apego seguro se asocia más que cualquier otro tipo a los afectos positivos, a la energía, al placer y a la concentración. Según Sroufe (2000), los niños seguros expresan sus emociones, curiosidad y gusto tanto por la exploración como la expresividad afectiva. En situaciones que conllevan un afecto intenso, permanecen organizados, exhiben esfuerzos por modular la excitación y presentan flexibilidad emocional adecuando la expresión de sus impulsos y emocionalidad al contexto. Además, acuden a otros cuando sus propias capacidades fallan. 

El estilo de apego inseguro (ambivalente y evitativo) se caracteriza por el fracaso en intentar buscar una proximidad de su cuidador para aliviar una necesidad. Ese fracaso lleva al niño inseguro a elaborar otras estrategias de regulación emocional. 

Apego ambivalente: Las emociones características del niño en la situación del extraño son una ansiedad mayúscula cuando se aleja el cuidador y dificultad para entrar en calma cuando este regresa, acompañado de la ambivalencia del enfado y la preocupación. Mikulincer (2003), enfatiza que en este estilo se aprecia alta ansiedad y baja evitación, inseguridad en el apego, fuerte necesidad de cercanía, preocupación en cuanto a las relaciones y miedo a ser rechazado. Según Byng-Hall (1995), la estrategia es mantener cercanía, pegarse al cuidador o la figura de apego, ser demandante, infantil,e incluso, amenazar con mayor distancia para estimular a la otra persona a estar más cerca. Las emociones que predominan en las personas ambivalentes son la preocupación y el miedo a la separación. De hecho, hay autores que denominan a este tipo de apego como preocupado. Otras emociones que caracterizan a las personas ambivalentes son emociones de rabia, enfado, estrés y afecto depresivo. Según Kochanska (2001), las personas ambivalentes tienden a adoptar una postura rígida y una actitud hipervigilante hacia la novedad y la incertidumbre. También activan reacciones defensivas que intentan negar la experiencia afectiva. Este patrón emocional puede tener relación con la emoción predominante de este estilo de apego, el temor. 

Apego evitativo: En la situación del extraño, las emociones que demuestra el niño son falta de ansiedad y miedo cuando se va el cuidador e indiferencia cuando vuelve. En la relación con el cuidador, se revelan la evitación y la distancia. Las personas evitativas tienden a la autosuficiencia y a la distancia emocional de los demás. Mikulincer (1998), señala que aunque los evitativos se inclinen hacia la ira y presenten intensos episodios de enojo con alta hostilidad, tienden a esconder su ira mediante la negación de su emoción o mostrándose positivos. Las personas evitativas se distancian mentalmente de las emociones afectivas y llevan a cabo una sobrerregulación emocional, dejando fuera de sí tanto los afectos positivos como los negativos. También, en relación con la excesiva autosuficiencia, tienen una baja tendencia a la búsqueda de apoyo social en tiempos de necesidad. Según Byng-Hall (1995), la estrategia de las personas evitativas es mantener distancia tanto física como emocional, para reducir la probabilidad de arrebatos emocionales que puedan conducir al rechazo; de tal modo, que no aprenden a explorar sentimientos e intimidad. 

Itsaso Zabalo, 
Estudiante de psicología de la UPV cursando el practicum en Izkali 

3 comentarios:

Unknown dijo...
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Unknown dijo...

En el apego evitativo no estamos acostumbrados a que nos traten bien y desconfiamos cuando esto ocurre, pensamos que lo hacen para pedirnos algo a cambio. Es difícil para nosotros pensar que hay personas bondadosas en el mundo. La desconfianza base de este apego.

Yolanda Blázquez

Raquel Lazaro dijo...

En el apego ambivalente no estamos acosntumbrados a una respuesta equanime cada vez. Siempre hay un "ahora como será". No teníamos claro si la repsuesta serái un beso o un bofetón. Una buena cara o un reproche. Nos sentiamos al albor del otro. Nuestra respuesta ante otros es del mismo modo, poco fiable, es como ni contigo ni sin tí. Vengo y me voy. La falta de entrega es la base de este apego.