La
salud es un estado de bienestar y equilibrio en el que nos sentimos resistentes
para encarar con tenacidad la actividad prolongada; robustos pues percibimos la
solidez del organismo; enérgicos al realizar las tareas con brío e intensidad;
con vigor al desarrollar eficazmente los desempeños cotidianos; inmunes y
protegidos ante presiones externas que pudieran desestabilizar el organismo;
con fortaleza para ocupar nuestro lugar en el mundo; y, potentes, recios y
fornidos en nuestra presencia en el espacio-tiempo o mundo.
Todas
y cada una de estas características propician la aceptación e incorporación de
los cambios continuos que se producen dentro del organismo y en el entorno en
el que se desenvuelve, así como en los límites del contacto entre ambos. Por
tanto, se requiere de una adaptabilidad inmediata y continua a las variaciones
que se producen en la frontera del contacto entre ambos, en el entorno próximo,
en el cercano y en el lejano; si bien, es en los límites del contacto donde
tenemos mayor capacidad de observación y percepción inmediata de dichos
cambios.
Por
otra parte, estas condiciones se producen bajo la auto regulación organísmica
que se da en el presente continuo del devenir, sin pausas y sin interrupciones;
ya que, sucede de forma simultánea a la continua sucesión de cambios vitales,
materiales y circunstanciales que conforman lo que llamamos vida. La
consecuencia derivada de estos fenómenos es que los seres vivos experimentamos
una vitalidad renovada según van concluyendo los procesos de auto regulación, y
se produce la reorganización de la experiencia, de los que tenemos una mayor
consciencia y conciencia las personas.
Desde
la perspectiva de la teoría de la Gestalt, la salud responde a la percepción
de un estado de armonía y bienestar
derivado de los procesos de homeostasis que se producen dentro del organismo y
entre éste y el entorno en que se desarrolla. El organismo modifica el medio en
el que se encuentra, de forma efímera y de forma perdurable. El medio modifica
al organismo de forma efímera y perdurable. Si bien, a ambos les atribuimos y
reconocemos la cualidad de la flexibilidad y plasticidad que les permite
deshacer, reparar y rehacer las modificaciones influidas mutuamente.
También,
la capacidad para asumir las actitudes relativas a la pertenencia a una clase
de seres, y la unión con seres semejantes y de otros diferentes, es decir,
reconocerlas, considerarlas en la convivencia, y alcanzar el compromiso
personal y social para modificarlas,
lleva a alcanzar la integridad individual y la eficacia interrelacional
necesarias para el bienestar. Además, el reconocimiento de las actitudes y las
valoraciones que hacemos de ellas, ayudan a construir un pensamiento ecológico,
adaptado y autorregulado, y una experiencia de vida holística en la que la
consideración de todas las partes amplifica la fuerza vital.
En
el otro polo, cuando no somos capaces de distinguir estas situaciones de
regulación en el organismo se está dando una concatenación de fuerzas de
resistencia, defensa y bloqueo que
llegan a paralizar funciones insustituibles. Y es en este proceso en el que se
desarrolla el decaimiento de la vitalidad, la paralización, la enfermedad y en
su gravedad extrema la muerte. Además de manera paralela, se produce un proceso
de desestructuración no adaptativa por una falta de organización de la
experiencia. Este estado es el que se reconoce como malestar, desequilibrio o
enfermedad.
Para
mantenernos alineados con los aspectos que favorecen la auto regulación,
conviene considerar el miedo al cambio de estado, al envejecimiento y a la
muerte. Procesos ineludibles que la conciencia registra, interpreta y trata de
modificar las condiciones en que ocurren, a la luz de las experiencias vitales
previas, y del conocimiento del carácter y de la personalidad que nos
representan. Por tanto, el conocimiento
de sí, de la historia personal o biografía,
y del carácter y la personalidad que conforman la psicodinámica personal,
dotan de un mejor pronóstico a la salud percibida, tanto desde una perspectiva subjetiva como de una
objetiva.
Maribel Gómez Sanjuan
No hay comentarios:
Publicar un comentario