30 de noviembre de 2013

NEUROSIS Y ANGUSTIA

Extracto de la tesina “La angustia en la clínica gestáltica” de Borja Aula. (2010). 
Por Ainara Campos Sierra 

Sinopsis: Un acercamiento a la angustia desde la perspectiva de la neurosis, entendida como la dificultad de la persona, como organismo, para ajustarse creativamente a su medio y a sus necesidades. 

Palabras clave: angustia, personalidad, neurosis, excitación, darse cuenta, ajuste creativo. 

El problema que plantea la angustia representa un papel esencial en el surgimiento, desarrollo y génesis de la neurosis, Es decir, resulta ser el problema crucial con el que se tropieza cuando nos acercamos a casi la totalidad de los problemas psicológicos. 

La angustia, y la relación que se establece con ella, se encuentra en la base de la gestación, maduración y fijación de la personalidad del ser humano, como un fenómeno natural e inevitable (el encuentro con esta) presente en mayor o menor medida en todo el desarrollo de la infancia. 

Como parte inseparable del devenir del hombre, se caracteriza por un sentimiento desasosiego inquietud y peligro inminente para el organismo y la integridad psicológica, tendiendo a provocar en la estructura de personalidad de quien experimenta ciertas cuotas, desequilibrio y trastornos más o menos profundos. 

La angustia es una emoción o estado afectivo que se caracteriza por una serie de fenómenos de orden fisiológico y psicológico, cuyo surgimiento y desarrollo durante la vida es un proceso complejo. Si es complejo no se puede simplificar exclusivamente a correlatos biologicistas, sino que tiene muchas y variadas dimensiones entrelazadas entre sí. El término emoción o afecto indica que existe por parte del individuo que lo vivencia, la posibilidad de tener conocimiento de la excitación de su organismo (darse cuenta4). 
4 Según la “Terapia Gestalt: excitación y crecimiento de la personalidad humana” el darse cuenta esta caracterizado por el contacto, la sensación, la excitación y la formación de gestalts. 
Desde aquí el funcionamiento normal pertenece al ámbito de la psicología corriente y cualquier interrupción en esta función caería dentro del manejo de la psicopatología. El darse cuenta es aquello que se da en el contacto, a partir de un sentir, en forma de excitación y favorece la formación de una gestalt. 

Las causas de la salud o de la neurosis dependen de la comprensión del origen, manifestaciones y trasformaciones de la emoción de la angustia. 

La posibilidad del darse cuenta de los estados de excitación o tensión que afectan al organismo dependen de factores madurativos y evolutivos. 

Se diferencia del miedo, en que la mayor parte del tiempo la angustia se corresponde a acontecimientos imaginarios, fantasiosos, que no tienen en su origen núcleos claros de realidad. Siendo el miedo, una reacción defensiva básica, desde la que respondemos huyendo, paralizándonos o atacando frente a un peligro que tiene como objeto original una situación real en el aquí y ahora. 

La angustia ocupa un lugar de gran importancia en la constitución y proceso de la personalidad. “La personalidad es una estructura psicológica, una gestalt en continua formación y desarrollo, que se cierra en un momento y se abre en el siguiente, que está en relación con el pasado y el futuro, y que se expresa en el presente en función de unas características espacio-temporales, y unos componentes psico-biosociales que la configuran, por ser la expresión más profunda de la persona en su actuar e interaccionar con el mundo y consigo misma”8. 8 MARTIN, ANGELES (2006): “Manual Práctico de psicoterapia gestalt”, Ed. Desclée de Brouwer, Bilbao, 2006, página 133. 

Durante los primeros años de vida la personalidad se va edificando proveyéndose de sistemas de defensas en su interrelación con el mundo exterior. La angustia que se genera en esos primeros intercambios con el mundo externo, imprescindibles para proveerse de elementos que sostengan su supervivencia, van a ir modelando y configurando la personalidad. Digamos que estas primeras experiencias donde el individuo se expone por primera vez a las necesidades básicas (afectivas, de auto conservación, regulación psicobiológica etc.) van tener un peso decisivo en la conformación de los sistemas de defensa de la persona y de su modo de interrelacionarse consigo mismo y con el exterior. En el caso que nos refiere, el manejo de las primeras angustias por parte del individuo, la presencia o ausencia contenedora del exterior, la identificación con figuras adultas ante el manejo de la angustia etc. perfilarán la manera en que nos administraremos en un futuro. 

La persona trata de evitar aquellas situaciones generadoras de ansiedad o angustia, de aquí es donde surge y se conforma los mecanismos de defensa. Como una consecuencia exitosa de protección el individuo fija estas defensas como herramientas a la hora de manejarse en situaciones de alerta o ansiedad. 

El origen de las angustias hay que buscarla en aquella excitación que no ha podido encontrar una vía de expresión ajustada que cerrara y completase una gestalt. Hay que diferenciar las angustias provocadas por demandas del exterior de aquellas que surgen por un movimiento interno. Las causas exteriores que generan angustia son aquellas que ponen en peligro la conservación del individuo. Las causas internas se encuentran en los cambios profundos de la persona y muchas veces provocados por una etapa evolutiva (adolescencia, muerte de un ser querido o relevante, crisis existenciales, etc.). 

Las angustias influyen en el sistema sensoperceptivo de la persona, en la manera de integrar la figura que insiste por conformarse a través del fondo. El aprendizaje se ve muy afectado e influenciado por los niveles de angustia que a veces acompaña a este proceso. En realidad, toda función es susceptible de ser afectada por la angustia. La excitación es necesaria e imprescindible para el funcionamiento óptimo de la persona. Actúa como estimulo y motor que mantiene la interrelación con el medio, de el que el individuo se nutre, a la vez que da aquello que le permite una conformidad para no desparecer en este medio (confluir). 

La excitación cuando emerge en el organismo lo hace de una manera tenue y sutil (en un principio imperceptible), a medida que va aumentando, sino encuentra la manera de concretarse en la expresión de una acción adecuada produce una fuerte agitación e inquietud (pudiendo llegar a los ataque de angustia). Hay personalidades que acostumbran a retener esta excitación en umbrales muy altos y desajustados para la persona. Sin embrago hay un limite que ningún ser humano puede sostener y la angustia acaba actuándose (acting out) aunque a veces sea forma de comportamientos poco adecuados para la persona (véase el caso de las personalidades limítrofes). 

El estancamiento de la personalidad, y por tanto la detención del sistema de formación de figura- fondo, supone un refreno y retención de la excitación interna de la persona. El efecto que encontramos puede ir desde una angustia paralizante, renuncia anticipada o inhibición (fobias, personalidad retentiva) o hacia el otro extremo de la polaridad, la angustia flotante que lleva a la acción desordenada (como se observa en la histeria o en la paranoia). También en los obsesivos hay una acción, aunque aparentemente controlada, pues lo que subyace en el fondo son cuotas de angustia que hay que retener en forma de ritos y compulsiones. 

En la retención de la excitación podemos encontrar un conjunto de respuestas que se acompañan en las personalidades inhibidas, son todos los comportamientos tímidos que evitan el intercambio con el medio. En estas personas el exterior influye desmedidamente sobre ellas. Se impide que la figura resalte sobre el fondo. En el caso contrario, con nivel de excitación que se reflectan en conductas incontroladas, con aumento de la actividad psicomotriz, exhibicionismo histriónico… Hay una dificultad en canalizar la excitación de acuerdo a la necesidad del momento y a lo que la situación requiere. La figura no tiene en cuenta el fondo sobre el que sobresale. 

La intervención terapéutica consiste en poder revivir la experiencia empobrecida o retenida de la excitación, poder tener una experiencia exitosa que permita cerrar la gestalt abierta. La personalidad no es un ente rígido sino que existe cierto grado de moldeamiento y movilidad que va más allá de la infancia temprana. Siempre existe la posibilidad de tener nuevas y mejores experiencias y adquirir así habilidades convenientes. Pero estas posibilidades necesariamente tendrán que ser revividas en este momento, en el presente. Revivir una posibilidad de atravesar la excitación y ligarla de una manera sana y adaptada. 

El pasado nos sirve para poder entender algunas de las razones de ser actualmente. Pero la estructuración de este momento, como construyo mi relación conmigo y con el medio, esta ocurriendo ahora. La personalidad es una gestalt única que evoluciona y se configura en cada momento en base a las particularidades de la situación. 

Lo nuclear de la terapia gestalt radica en la posibilidad de integrar nuevas formas de percibir, comportarse, actuar, recuperar los recursos perdidos. La personalidad se enriquece y reforma en el intercambio fluido con el entorno (con los otros seres humanos); entonces es cuando uno accede realmente a la realidad externa y sus condicionamientos internos. Como cualquier configuración por la ley de la buena forma10, la personalidad trata de componerse en cada momento en un punto óptimo de firmeza y armonía, que componga el mínimo de angustia plausible para la situación. 10 principio de pregnancia por el cual cualquier campo psicológico esta tan bien organizado como las condiciones globales lo permitan en ese momento particular. 

La angustia de nuestro tiempo revela la condición del hombre actual, que se siente arrastrado por una maraña de obligaciones, sin la posibilidad de actuar y tomar decisiones según su conciencia, perdiendo de vista el sentido de su propia existencia.

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