Ttala
Lizarraga Arteaga
Sinopsis: Este
artículo trata sobre los factores que traen a los niños a terapia y
cómo se generan. Está basado en el libro El Tesoro Escondido de
Violet Oaklander.
Palabras clave: Gestalt, contacto, infancia, terapia infantil, mecanismos de defensa, autoregulación.
Según
Violet Oaklander, hay dos aspectos que comparten todos los niños que
acuden a terapia:
- Tienen dificultades para hacer un buen contacto con profesores, padres, pares o libros.
- Suelen tener un pobre concepto de sí mismos.
Las
funciones de contacto están relacionadas con la percepción del
mundo y de mí mismo: ver, escuchar, tocar, saborear, oler, percibir
mis sensaciones, dolores, movimientos...y mi expresión en el él:
moverse, expresar sentimientos, ideas, pensamientos, curiosidades
etc. Son las funciones que necesitamos para relacionarnos con nuestro
entorno.
Teniendo
en cuenta que el ser humano necesita de su entorno para sobrevivir y
crecer, un deficiente contacto con el mismo redunda negativamente en
su desarrollo y bienestar. Es más, Perls afirma que “la neurosis
se caracteriza por muchas formas de evitación, especialmente la
evitación del contacto.”
¿Cuales
son los factores que hacen que el niño se retraiga del contacto?
Por
un lado están los diversos traumas que ha podido vivir el niño a lo
largo de su vida como los abusos físicos o psicológicos, el
divorcio de sus padres, el abandono, la muerte de un ser querido,
accidentes y otras situaciones que el niño ha percibido como
traumáticas y tras las que ha decidido replegarse y aislarse del
mundo anestesiando sus sentidos, contrayendo su cuerpo, bloqueando
sus emociones y su intelecto.
Además
de estos aspectos hay diversos factores propios del desarrollo que
influyen en la calidad del contacto:
La
confluencia: el niño nace confluyente con su madre, es decir, no
percibe que es un ser diferenciado de ella. La confluencia es la no
diferenciación del otro, en esta situación se da una pérdida de
límites o fronteras. En la confluencia uno no existe y en este
sentido no puede hacer contacto con el otro. En la infancia, la niña,
ha de hacer esta separación de la madre, lo necesita para crecer
pero no siempre cuenta con el autoapoyo suficiente para hacerlo, con
lo que el contacto con el entorno se ve resentido.
El egocentrismo: el
egocentrismo es una etapa natural en el desarrollo de la niña que
dura hasta alrededor de los 7 u 8 años, en la que ésta no puede
entender su experiencia separada de la del otro, no puede concebir
que los otros sientan el mundo de una forma diferente a la suya. El
egocentrismo hace asimismo que la niña perciba que todo gira a su
alrededor y que cuando por ejemplo sus padres se pelean o están
enfadados sienta que es por su culpa, echando sobre sus hombros un
peso que provoca un gran malestar y un retraimiento.
Introyectos:
la introyección consiste en tragarse sin ningún filtro lo que
recibimos del entorno. Se trata de engullir una comida sin masticarla
o de hacer tuya una idea sin reflexionar sobre ella. Los niños
introyectan los mensajes de sus adultos, no tienen la capacidad de
contrastarlos, especialmente cuando vienen de sus padres, por lo
tanto, adoptan como ciertas las etiquetas o mensajes que estos les
dan sobre cómo son o como es el mundo, aunque sus sentidos les
demuestren lo contrario. En este sentido, el niño pierde contacto
con la realidad que le rodea en favor de sus padres, lo que no puede
ser de otra forma ya que depende de ellos para su supervivencia.
Satisfacción
de las necesidades: el organismo pugna de forma natural por
crecer y estar sano, a esto le llamamos en gestalt autoregulación
organísmica. Así la niña hará todo lo posible para satisfacer las
necesidades correspondientes a cada etapa de su desarrollo, pero el
entorno no siempre favorece esta situación por lo que ésta puede
desarrollar mecanismos indirectos para conseguirlo, mecanismos que no
son los idóneos y que muchas veces ni siquiera cubren lo que
necesita, pero resultan ser la mejor salida que ha encontrado a la
situación. Por lo tanto, su contacto con el entorno se ve
dificultado.
Expresión de las
emociones: Cuando sus mayores
condenan la expresión de ciertas emociones, lo que en nuestra
sociedad fundamentalmente sucede con la rabia y con la tristeza, el
niño intentará deshacerse de ellas y lo hará o bien
retroflectando, es decir, lanzando esa rabia contra sí mismo o
deflectando, apartando el sentimiento de sí. En ambos casos el niño
perderá el contacto con sus emociones y consigo mismo. Su yo se verá
debilitado y con ello su contacto con los demás.
Aspectos sociales que
afectan al desarrollo del niño:
Finalmente existen también aspectos sociales que afectan a la
calidad del contacto que desarrollará la niña. Uno es el
establecimiento de límites. Para poder diferenciarse y desarrollar
su yo la niña necesitará que los adultos le marquen los límites,
el problema suele estar en cómo se establecen los mismos. Si los
límites son marcados de un modo rígido y agresivo, sin tener en
cuenta que el aprendizaje de los mismos se realiza mediante la
repetición hasta que estos son integrados, estos se relacionarán
con algo desagradable y conflictivo y redundará en la calidad del
contacto.
Todos
estos factores, que están interconectados entre sí redundan en la
calidad del contacto y en el concepto que el niño o la niña tiene
de sí mismo y es sobre esto sobre lo que debemos trabajar para
lograr una mejor calidad de vida para ellos.
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