31 de agosto de 2013

LOS NIÑOS Y NIÑAS Y EL CONTACTO


Ttala Lizarraga Arteaga

Sinopsis: Este artículo trata sobre los factores que traen a los niños a terapia y cómo se generan. Está basado en el libro El Tesoro Escondido de Violet Oaklander.

Palabras clave: Gestalt, contacto, infancia, terapia infantil, mecanismos de defensa, autoregulación.

Según Violet Oaklander, hay dos aspectos que comparten todos los niños que acuden a terapia:
  • Tienen dificultades para hacer un buen contacto con profesores, padres, pares o libros.
  • Suelen tener un pobre concepto de sí mismos.
Las funciones de contacto están relacionadas con la percepción del mundo y de mí mismo: ver, escuchar, tocar, saborear, oler, percibir mis sensaciones, dolores, movimientos...y mi expresión en el él: moverse, expresar sentimientos, ideas, pensamientos, curiosidades etc. Son las funciones que necesitamos para relacionarnos con nuestro entorno.

Teniendo en cuenta que el ser humano necesita de su entorno para sobrevivir y crecer, un deficiente contacto con el mismo redunda negativamente en su desarrollo y bienestar. Es más, Perls afirma que “la neurosis se caracteriza por muchas formas de evitación, especialmente la evitación del contacto.”

¿Cuales son los factores que hacen que el niño se retraiga del contacto?

Por un lado están los diversos traumas que ha podido vivir el niño a lo largo de su vida como los abusos físicos o psicológicos, el divorcio de sus padres, el abandono, la muerte de un ser querido, accidentes y otras situaciones que el niño ha percibido como traumáticas y tras las que ha decidido replegarse y aislarse del mundo anestesiando sus sentidos, contrayendo su cuerpo, bloqueando sus emociones y su intelecto.

Además de estos aspectos hay diversos factores propios del desarrollo que influyen en la calidad del contacto:

La confluencia: el niño nace confluyente con su madre, es decir, no percibe que es un ser diferenciado de ella. La confluencia es la no diferenciación del otro, en esta situación se da una pérdida de límites o fronteras. En la confluencia uno no existe y en este sentido no puede hacer contacto con el otro. En la infancia, la niña, ha de hacer esta separación de la madre, lo necesita para crecer pero no siempre cuenta con el autoapoyo suficiente para hacerlo, con lo que el contacto con el entorno se ve resentido.

El egocentrismo: el egocentrismo es una etapa natural en el desarrollo de la niña que dura hasta alrededor de los 7 u 8 años, en la que ésta no puede entender su experiencia separada de la del otro, no puede concebir que los otros sientan el mundo de una forma diferente a la suya. El egocentrismo hace asimismo que la niña perciba que todo gira a su alrededor y que cuando por ejemplo sus padres se pelean o están enfadados sienta que es por su culpa, echando sobre sus hombros un peso que provoca un gran malestar y un retraimiento.

Introyectos: la introyección consiste en tragarse sin ningún filtro lo que recibimos del entorno. Se trata de engullir una comida sin masticarla o de hacer tuya una idea sin reflexionar sobre ella. Los niños introyectan los mensajes de sus adultos, no tienen la capacidad de contrastarlos, especialmente cuando vienen de sus padres, por lo tanto, adoptan como ciertas las etiquetas o mensajes que estos les dan sobre cómo son o como es el mundo, aunque sus sentidos les demuestren lo contrario. En este sentido, el niño pierde contacto con la realidad que le rodea en favor de sus padres, lo que no puede ser de otra forma ya que depende de ellos para su supervivencia.

Satisfacción de las necesidades: el organismo pugna de forma natural por crecer y estar sano, a esto le llamamos en gestalt autoregulación organísmica. Así la niña hará todo lo posible para satisfacer las necesidades correspondientes a cada etapa de su desarrollo, pero el entorno no siempre favorece esta situación por lo que ésta puede desarrollar mecanismos indirectos para conseguirlo, mecanismos que no son los idóneos y que muchas veces ni siquiera cubren lo que necesita, pero resultan ser la mejor salida que ha encontrado a la situación. Por lo tanto, su contacto con el entorno se ve dificultado.

Expresión de las emociones: Cuando sus mayores condenan la expresión de ciertas emociones, lo que en nuestra sociedad fundamentalmente sucede con la rabia y con la tristeza, el niño intentará deshacerse de ellas y lo hará o bien retroflectando, es decir, lanzando esa rabia contra sí mismo o deflectando, apartando el sentimiento de sí. En ambos casos el niño perderá el contacto con sus emociones y consigo mismo. Su yo se verá debilitado y con ello su contacto con los demás.

Aspectos sociales que afectan al desarrollo del niño: Finalmente existen también aspectos sociales que afectan a la calidad del contacto que desarrollará la niña. Uno es el establecimiento de límites. Para poder diferenciarse y desarrollar su yo la niña necesitará que los adultos le marquen los límites, el problema suele estar en cómo se establecen los mismos. Si los límites son marcados de un modo rígido y agresivo, sin tener en cuenta que el aprendizaje de los mismos se realiza mediante la repetición hasta que estos son integrados, estos se relacionarán con algo desagradable y conflictivo y redundará en la calidad del contacto.

Todos estos factores, que están interconectados entre sí redundan en la calidad del contacto y en el concepto que el niño o la niña tiene de sí mismo y es sobre esto sobre lo que debemos trabajar para lograr una mejor calidad de vida para ellos.







No hay comentarios: