“Todas las escalas se estrechan en el centro, en su mínimo; aquí interviene la indiferencia subjetiva que produce el todo polar a partir de su punto cero de equilibrio.” Salomo Friedlaender
Ludwig Frambach en “Pequeña antología de Salomo Friedlaender”, dice que a su modo de ver, el tema filosófico básico de Friedlander, la indiferencia creativa y la diferenciación polar, figura al comienzo de las reflexiones teórico-terapéuticas de Perls y constituye el argumento central en torno al cual se estructura su aportación, la Terapia Gestalt. Este tema abordado por Friedlaender e integrado en la Terapia Gestalt por Fritz Perls, es simple y complejo. Su simplicidad radica en que nuestra mente funciona de forma polar por naturaleza y es una idea que nos resulta fácil de entender. Su complejidad reside en su profundidad, amplitud y sutileza. Este es un pequeño bosquejo sobre las polaridades.
La Gestalt entiende a la persona en su totalidad. Un organismo con cualidades (frio-caliente), funciones (tragar-vomitar), capacidades (amar-odiar), aspectos (dependiente-independiente)… que lo caracterizan, en una situación o entorno que le influyen y con el que se relaciona (organismo-ambiente). La relación entre estos aspectos es polar, están comprendidos en un sistema de polaridades subjetivas, de opuestos, pero estos no son incompatibles entre sí. A los niños les cuesta integrar la idea de que alguien pueda ser bueno y malo al mismo tiempo, feo y guapo, listo y tonto, triste y alegre. Es a medida que la persona va madurando que es posible asimilar e integrar esta realidad. Sin embargo, el juicio que se realiza sobre las polaridades origina que estas se vivan como incompatibles. Pensando que una polaridad es buena y la otra es mala. Este es un pensamiento dual, que no polar.
La integración y aceptación de estas cualidades y aspectos polares derivan en la entereza y completud de una persona, en que sea la persona que es. Esta integración le acerca a “sí-misma” y le aleja de su auto-concepto. Esto es, el concepto limitado que tiene una persona de ella misma por identificarse con los aspectos y cualidades que sí acepta de sí, dejando al margen aspectos, que forman parte de “sí-misma” pero no acepta. La famosa frase que alude a la responsabilidad personal “Yo soy yo” carece de valor, si no sé lo que soy. No hay responsabilidad posible, ni compromiso, si no hay claridad y conocimiento completo de lo que soy.
Al negar una de ellas es como mutilar una parte del cuerpo, el resto del cuerpo va a realizar compensaciones para mantener el equilibrio y para esto desplaza el centro, creando nuevas tensiones que habrá que compensar. Este es un símil que me evoca el concepto de “centro”, que junto con la “nada” y otras metáforas, Perls utilizaba para explicar lo que Friedlaender llamó, "punto 0 o indiferencia creativa"; un espacio neutro entre los opuestos. En esta posición neutra o “centro” es donde la atención va a tomar una cualidad meditativa.
El trabajo con las polaridades trata de la integración de todas las posibilidades que una persona es, y así poder adecuarse creativamente a su entorno. Paco Peñarrubia en el capítulo de Terapia gestalt que dedica a este tema recuerda a los Polster: “La existencia de polaridades en el hombre no es ninguna novedad, lo nuevo en la perspectiva gestáltica es la concepción del individuo como una secuencia interminable de polaridades”. La Gestalt orienta no solo a observar aquella polaridad negada e indefinida, sino la observación de todos los aspectos del organismo y la relación polar de los mismos. No solo desde el diálogo interno, sino sobre todo desde una atención meditativa, desde el “centro”, la “nada”, el” vacío fértil”, “punto 0”, “indiferencia creativa”… donde la persona se des-identifica de las polaridades con las que funciona y aumenta su conciencia sobre estas, captando “una mayor cantidad de matices y ampliando así las posibilidades personales”.
Oihana Ozkariz Collar
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