De joven tenía la sensación de que no entendía el lenguaje del colegio, podía entender las palabras pero en algún lugar del proceso el conocimiento se me escapaba, no acababa de integrarlo en mi, tanto en su comprensión como en su comunicación. Cuando comencé mi terapia se me ocurrió que podía tener que ver con que quizá yo soy una persona eminentemente corporal y comprendo el mundo a través del movimiento.
Investigaciones recientes parecen confirmar mi sospecha. Según las mismas, cada persona nace con un sentido predominante lo que repercute en nuestra forma de percibir el mundo, de entenderlo y asimilarlo y en cómo nos comunicamos.
Este hecho afecta por tanto a todas las esferas de nuestras vidas y nuestras relaciones. Dos que me llaman especialmente la atención son: la relación entre padres e hijos y la educación.
En el primer caso porque influye decisivamente en la calidad de la atención que se le presta al bebe, quien no puede expresarse con claridad en los primeros meses de vida. Así, es posible que un niño corporal que necesita ser cogido en brazos para sentir la cercanía, no lo esté siendo, pues su madre visual no comprende que esto sea tan importante para él, o que un padre visual hable demasiado alto sin darse cuenta de que hiere la sensibilidad auditiva de su hija. Si atendiéramos a estos aspectos quizá podríamos evitar situaciones de incomunicación que probablemente estén causando incomodidades e incluso dolor.
En el segundo, entiendo que el sistema educativo es sobre todo auditivo, centrado en palabras y conceptos. También se trabaja algo el aspecto visual, cada vez se introducen más fotos y vídeos para explicar las lecciones, pero los exámenes siguen siendo por escrito, así que es posible que una persona que en su cabeza pueda ver todo lo aprendido en imágenes tenga dificultades para traducirlo a palabras y no consiga reflejar su conocimiento.
Los aspectos corporales se atienden en gimnasia pero no tienen cabida en otro tipo de conocimiento. El olfato y el gusto prácticamente no tienen cabida, excepto en el comedor del cole y sinceramente, muchas veces casi mejor no tenerlos.
¿Y si consideráramos la posibilidad de que hay personas que no consiguen integrarse en el sistema sólo porque no comprenden del todo ese lenguaje, y no consiguen transmitirnos lo que saben porque necesitan hacerlo en un lenguaje que no estamos dispuestos a escuchar? ¿Y si los que llamamos niños hiperactivos no son sino niños corporales? Valdría la pena escuchar su lenguaje.
Considero que lo idóneo sería poder comunicarse lo más íntegramente posible, es decir, trabajar todos los sentidos, pero entiendo que esto sólo puede hacerse partiendo del reconocimiento de nuestra forma de entender el mundo, considerándola igual de legítima que el resto. Si rechazamos esto, rechazamos la esencia de la persona y desde ahí, la persona se negará a sí misma por lo que no podrá aprender otras formas. Hoy en día el sistema educativo rechaza e infravalora a las personas que no se ajustan a su modo de comunicación, anulándolas, lo que resulta incoherente cuando sabemos que el secreto de la creatividad reside en la integración de todos los sentidos.
Ttala Lizarraga
1 comentario:
Acabo de descubrir este sitio. Decididamente yo soy visual. Así que me ha interesado mucho esta entrada. Un saludo.
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