Ainara Campos Sierra
Las manos forman parte de nuestras extremidades superiores y tienen una gran predominancia en nuestras vidas, ya que nos sirven para actuar, hacer y expresarnos, así como para relacionarnos en el mundo.
Con las manos, damos, recibimos, creamos el mundo; haciendo, escribiendo, cogiendo, acogiendo, acariciando, manipulando, transformando las cosas, los objetos, creando nuevos, expresándonos,
tocando, cuidando. También podemos con ellas defendernos, pelear, poner límites y destruir. Lo que hagamos y cómo lo hagamos dependerá de cómo seamos, de cómo nos hayamos desarrollado y de nuestros valores, capacidad de amar y formas de entender la vida.
Nuestras manos al igual que nosotros serán cálidas y amables tal y como nosotros ó estarán agarrotadas y furibundas, si somos así. Como el resto del cuerpo reflejan nuestro estado y forma de ser y entender
la vida.
Nuestras manos estarán frías si nos mantenemos retraídos al contacto. Entendiendo por contacto el estado en el que permanezco y estoy presente sintiéndome en toda mi globalidad corpórea, notándome entero,
de una pieza y en contacto tierno conmigo. Cuando estoy tierno y en contacto conmigo estoy relajado, la circulación y los afectos tiernos circulan con libertad en mí, sin cortes. Cuando hay algún corte, esa
zona corporal estará fría, fofa ó rígida, ya que la energía no circula libremente y tampoco los afectos positivos con su capacidad creadora correspondiente. La causa de que tengamos las manos frías, al igual
que otra zona fría de nuestro cuerpo, corresponde a este corte energético que nos impide la libre circulación de nuestros afectos positivos, energías y potencialidad.
La salida está en la integración de esta zona fría, que estará más o menos rígida e insensible en función del grado de inconsciencia corporal. Para ello uno habrá primero de tomar conciencia de esa zona, sensibilizándola y sensibilizándose a ella primeramente, para tomar conciencia de la necesidad subyacente y posibilitar su satisfacción. Este es el ciclo natural de satisfacción y de autorregulación de nuestro organismo el cual si no fluye nuestra energía queda atrapada, nuestras necesidades insatisfechas y nuestro organismo enfermo.
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