19 de octubre de 2010

lo finito de nuestro tiempo

Miguel Delibes escribe lo siguiente en su magnífico libro La hoja roja


“El viejo Eloy sabía que el hombre es un animal de corta vida por larga que sea la que se le conceda. Ya de chico hizo unos cálculos y conocía el promedio de vida normal de un hombre: 25.000 días, es decir, poco más de medio millón de horas. Ahora el viejo Eloy calculaba los días de un hombre que muere a los 75 años y llegó a la conclusión que rondaban los 27.375, que correspondían a 657.000horas, o sea, 39.420.000 minutos, o sea, 2.365.200.000 segundos. Pero considerando que el hombre duerme un promedio de ocho horas diarias, que transcurrían en un estado de muerte provisional, venía a resultar que el hombre que muere a los 75 años había vivido tan sólo 18.250 días, osea, 438.000 horas, osea, 26.280.000 minutos, osea, 1.576.800.000 segundos. Más si descontaba, como era de ley, los días, las horas, los minutos y los segundos que el hombre pasa en la inopia de la primera infancia, la vida consciente de un hombre que vive 75 años se reducía a 15.695 días, osea, 376.680 horas, osea, 22.600.800 minutos, osea, 1.356.048.000 segundos. Ahondando en su caso concreto el viejo Eloy llegaba a la conclusión de que viviendo hasta los 75 años, le restaban por vivir 1.220 días, que correspondían a 29.280 horas, osea, 1.756.800 minutos, osea, 105.408.000 segundos. Muy poca cosa en el mejor de los casos.”

Una reflexión que nos puede servir para darnos cuenta de lo finito de nuestro tiempo en la tierra como seres humanos, al menos en la forma corpórea que ocupamos en la presente vida. Una obviedad que, sin embargo, olvidamos demasiado frecuentemente y que no nos vendría nada mal tener presente para vivir aquí y ahora lo más plenamente posible.

Saludos, Ttala

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