21 de enero de 2011

Inteligencia emocional en Terapia Gestalt


La Inteligencia Emocional es la capacidad de reconocer, aceptar, utilizar y expresar las emociones con fines adaptativos. Esto es, la habilidad para razonar con emociones. A través de la Inteligencia Emocional y el desarrollo de ésta, podemos iniciar una vía de conocimiento hacia uno mismo.


La Gestalt habla del ciclo de la experiencia o ciclo de satisfacción de necesidades y describe los pasos que se dan desde que emerge una necesidad movilizada energéticamente por una emoción, hasta la conclusión de la experiencia o la satisfacción de la necesidad. El organismo está orientado a concluir cualquier experiencia comenzada. Este ciclo tiene varias fases, pero ninguna de estas llegaría a ocurrir sin la energía suficiente. La emoción es ese grupo de sensaciones corporales que movilizan y orientan la energía del cuerpo para que podamos concluir y satisfacer cualquier experiencia o satisfacer una necesidad.


Las emociones nos ofrecen información relevante para el organismo ante los nuevos ciclos de experiencia que surgen en la vida cotidiana. La Inteligencia Emocional nos permite reconocer las necesidades relacionadas con las emociones, sentimientos, que acompañan una situación.


Observando las siguientes 4 emociones básicas podemos darnos cuenta de su función y su necesidad subyacente:

RABIA

La rabia surge ante una situación que nos impide satisfacer una necesidad, realizar un objetivo o desarrollar una capacidad. Cuanta mayor sea el valor que le damos a lo deseado, mayor será la intensidad de la emoción.
Nos enfoca a superar aquello que nos impide nuestra realización, buscando nuevas formas de satisfacer o concluir una experiencia, favoreciendo el cambio.
A nivel mental los pensamientos se reducen y se centran en la situación que nos impide satisfacernos y tendemos a olvidar el objeto deseado.

MIEDO

El miedo surge ante una situación amenazante. Cuanto más valor le demos a lo amenazado mayor será la intensidad de la emoción.
Nos orienta a descubrir nuestros aspectos vulnerables y nos moviliza para capacitarnos o habilitarnos para las situaciones a las que no estamos preparados.
El pensamiento se proyecta hacia el futuro y tendemos a imaginar un final negativo.

TRISTEZA

La tristeza surge ante la pérdida o sensación de falta. Cuanto más valor le damos a lo perdido, mayor es la intensidad de la emoción.
La tristeza nos enfoca a reconstruirnos y regenerarnos tras la pérdida.
A nivel mental, en este caso, los pensamientos se orientan hacia el pasado recordando y reviviendo los momentos anteriores a la pérdida.

ALEGRIA

Surge cuando nos sentimos realizados. Cuanto mayor valor le demos al objeto o la cualidad desarrollada para nuestra realización, mayor intensidad tendrá esta emoción.
Nos enfoca a expandirnos y orientarnos a través de la cualidad o el objeto logrado.
A nivel mental, el pensamiento se centra en el presente y en la satisfacción de la experiencia.

La Inteligencia Emocional nos habla de unas competencias o habilidades que favorecen el proceso que acompaña el razonar con las emociones. El desarrollo de éstas ejercitan nuestra inteligencia emocional. Dependiendo de la corriente se denominan y se organizan de diferente manera. Vamos a exponer brevemente cuatro de ellas.


LA AUTOCONCIENCIA

La emoción es un impulso energético que nos moviliza para concluir una experiencia. Esta reacción se produce de forma automática y en ocasiones, en lugar de conducirnos a situaciones que concluyen de forma satisfactoria, nos dejan atrapados en formas de actuar automáticas. Son los patrones emocionales fijados de forma instintiva, o a través de la educación.

La conciencia nos permite tomar distancia del patrón emocional fijado y nos permite abrir un espacio reflexivo, voluntario y consciente deteniendo así el automatismo fijado. Muchas corrientes psicológicas, entre ellas la terapia Gestalt, entienden que el mero hecho de darnos cuenta o ampliar nuestra conciencia ya es un acto curativo. De hecho, la Terapia Gestalt se ha llamado también “La terapia del darse cuenta” y es la esencia de esta terapia.

Entonces, ¿Por qué no somos todos conscientes de nosotros mismos y así vivir libres de nuestra programación emocional automática?

La conciencia se desarrolla a través de la atención y observación, en este caso, de un@ mism@. Así, nos vamos dando cuenta de nosotr@s mism@s en la medida que ampliamos nuestra conciencia. Este darnos cuenta, aunque liberador en ocasiones no es agradable pues podemos ver aspectos personales que juzgamos como negativos. Cuando el organismo intuye que no va a poder asumir la realidad de un@ mism@ o una situación, pone en marcha los llamados mecanismos de defensa. Estos mecanismos inconscientes bloquean el darse cuenta con la función de protegernos de una realidad difícil de integrar, hasta el momento en que podamos asumirlo. Trabajar la autocrítica me permite reconocer tanto mis aspectos negativos, como positivos sin caer en la culpa o el orgullo, ayudándonos a asumir nuestra realidad sin precisar de un uso excesivo de los mecanismos de defensa, que por otro lado requieren mucha energía.

Desarrollar la atención y la observación requiere de un trabajo y un aprendizaje.


LA AUTOREGULACIÓN

Quizá ésta sea de todas las habilidades la que más interés suscita, en la falsa creencia de que es a través de ella que vamos a aprender a controlar las emociones y a conseguir no dejarnos arrastrar por ellas. Sin embargo, es el desarrollo de las otras habilidades lo que realmente nos facilita, casi de forma natural, que las emociones se regulen de manera beneficiosa para nosotros. Uno de los principios de la Gestalt es la autor egulación organísmica y se basa en la propia sabiduría del organismo a la hora de regularse cundo hay una conciencia plena de la situación.

De hecho no se trata ni de controlar las emociones, ni de expresarlas descargándonos de ellas. El control emocional y la catarsis no sirven de nada e incluso son perjudiciales sin conciencia. No se trata de hacerlo bien, sino de saber lo que una está haciendo con plena conciencia de lo que sucede a todos los niveles.

Por ello es importante tener en cuenta los valores, las creencias, la ética, el sentido de identidad, la dependencia…que maneja cada persona para poder discernir cual es la manera más beneficiosa para esa persona en el contexto o situación en la que se halla. A causa de esto no podemos contestar a preguntas como ¿qué tengo que hacer cuando...?

A su vez hay diferentes técnicas y trabajos para poder aprender a desarrollar y facilitar la regulación de las emociones tanto a nivel corporal y energético como mental. Algunas están orientadas a descargar conscientemente para disminuir la intensidad de la emoción, para poder así utilizar nuestro pensamiento en la conclusión beneficiosa de la experiencia iniciada. Otras a aumentar con conciencia la movilización energética de la emoción para poder actuar.


LA AUTONOMÍA

La autonomía es la capacidad que tenemos para percibir nuestras necesidades, discernir si precisamos de ayuda de otros o tenemos recursos para satisfacernos nosotros mismos y llevar a la acción lo necesario para satisfacernos. Se basa en la responsabilidad. Esto es, en que yo soy responsable de la emoción que siento y de lo que voy a hacer con ella. No es que fulanita me saca de quicio, sino que yo me salgo de quicio con lo que hace fulanita. Esta perspectiva, en ocasiones difícil de ver, nos ofrece un margen de maniobra personal que no nos la da la creencia de que yo siento lo que siento por culpa de lo que el otro ha hecho.

Cuanto más responsables nos hacemos de nuestras emociones, mayor es el rendimiento que sacamos de ellas y por ello nos sentimos más motivados. Como hemos dicho la emoción nos mueve y el movimiento es motivación para hacer.

“Quiero darles a entender cuánto se gana al tomar responsabilidad de cada emoción, cada sentimiento, cada pensamiento. Y deshacerse de la responsabilidad por cualquier otra persona. El mundo no está ahí para llenar tus expectativas ni tampoco debes tú llenar las expectativas del mundo. En su contexto usual responsabilidad da la idea de obligación…Pero también puede entenderse la responsabilidad como capacidad de responder, tener pensamientos, reacciones, emociones, en determinadas situaciones.”(1969, p.77. Fritz Perls)

La responsabilidad es un hecho, no es un deber. Somos responsables de nosotros mismos querámoslo o no.


LAS HABILIDADES SOCIALES


Esta habilidad pone la atención en el otro. Hasta ahora, la atención ha estado centrada en uno mismo y en cómo me afectan a mí, mis actos y los demás. Sin embargo, las habilidades sociales nos hablan de desarrollar nuestra habilidad para comunicar y hacernos entender y a su vez entender a los demás para llegar a una solución beneficiosa para todos.

Esto requiere un esfuerzo para ser comprendida, buscar la forma verbal y corporal especifica y concreta, y dejar a un lado fantasías y apetencias que nos llevan a pensar que deberían de entendernos tal y como nos estamos comunicando.

Las emociones tienen una clara función adaptativa. Nos informan de que no estamos en un estado reposado y nos movilizan para hallar la forma de recuperar ese estado. Sin embargo, en este proceso podemos confundirnos y caer tanto en la sobreadaptación como en la inadaptación. Deseamos hacernos entender sin poner en riesgo nuestras relaciones. En la sobreadaptación dejamos de hacernos entender y priorizamos la relación, en la inadaptación priorizamos que el otro esté de acuerdo conmigo a la relación.

Desarrollar cualidades como la empatía, la asertividad, la escucha, la compasión y la auto-crítica nos facilita la comunicación clara, eficaz y personal.






La Inteligencia Emocional no es solo un par de palabras que suenan bien y a la gente le gustan para hablar del mundo emocional como si pudiera controlarlo. La Inteligencia emocional es otra de las múltiples inteligencias que poseemos, como la inteligencia lógico matemática, la inteligencia verbal, la inteligencia espacial… Al igual que hay vías y prácticas para desarrollar estas inteligencias, la psicoterapia es la terapia que se ha dedicado durante años, entre otros aspectos humanos, a practicar y desarrollar el trabajo con las emociones en profundidad. La Terapia Gestalt por su carácter integrador ofrece y permite, el desarrollo de esta inteligencia de manera concreta.


Oihana Ozkariz Collar

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